INVESTIGACIÓN Y PAPERS EN VENEZUELA (II)
AUGE Y CAÍDA HASTA NUEVO AVISO.
Prof. Tulio Ramírez
Un país que aspire a un desarrollo con ciertos niveles de autonomía o participar en el intercambio comercial internacional con ciertas ventajas competitivas, debe apostar por el desarrollo de un sistema de ciencia y tecnología capaz de aportar su ingenio y creatividad para aumentar la productividad, desarrollar nuevos nichos empresariales y comerciales que diversifiquen la economía del país y procurar las soluciones más inteligentes y eficientes para afrontar los problemas asociados al subdesarrollo y a la pobreza.
Venezuela contó, a partir del boom petrolero de los años 70, con los recursos económicos suficientes para impulsar el desarrollo de ese sistema. Algunas iniciativas se llevaron a cabo de manera exitosa. Una de esas iniciativas exitosas fue el Plan de Becas de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho. A través de este programa se facilitó la formación de nuestros profesionales en las mejores universidades del mundo. Como producto de esta iniciativa Venezuela se hizo de una masa crítica que engrosó las nóminas de los institutos de investigación, las universidades y de las empresas que dinamizaban la economía.
Los resultados se vieron a los pocos años. El retorno de ese contingente de muchachos con sus títulos de pregrado o postgrado apuntalaron un cambio cualitativo en el mundo de la investigación en Venezuela. El país se colocó, para los años 80 y 90, en el quinto puesto en los rankings internacionales de producción de artículos científicos. Solo nos aventajaban países con una enorme tradición en esta materia como Brasil, México, Argentina y Chile…